Mierda en la puerta

Una puerta como otra cualquiera por la que pasé el otro día. En España, claro. La foto es una mierda, es verdad, pero me sirve para ilustar el comentario. Estas gentes que ven películas yanquis (sí, de esas que se repiten miles y miles de veces cada navidad) y se van a la tienda y se compran esta porquería plástica con el cartelito «merri crismas». Claro. Mola. Lo he visto en una película, es elegante, es «cul». PUES NO IMBÉCIL. También hay una película en la que un tipo va con una motosierra cortando gente en trozos y no lo haces, MEMO. Además de que por el sólo hecho de ser yanqui la cosa NO ES ELEGANTE. Los yanquis no son elegantes, de hecho son todo menos elegantes. Son unos macarras, unos chulos y unos prepotentes horteras. Para colmo de males tampoco son originales, se repiten hasta el hastío y copian más que los japoneses. Las ramitas en las puertas, dicen, son cosas de los romanos de los que tanto copian estos nuevos imperialistas. Vamos, que a ver si nos vamos ahorrando la pasta gastada en estas mamarrachadas horteras que hacen daño a la vista de los transeúntes. Al menos, horteras, colgadlo dentro de vuestras casas, coño, que son feos y molestan. Pero claro, si no lo ve nadie es como si no estuviera. Y así toda la calle, todos los balcones, las puertas y hasta los cojones, que llega el día de vestirlos de rojo, no se les olvide…

Mierda en puerta
Mierda en puerta

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