Vergüenzas navideñas

Es sabido que tenemos la insana costumbre de comer un montón de cosas en navidades que son, cuando menos, insanas. Un día es un día, pelillos a la mar con salud. Pero es que alguna de las cosas además de insanas son auténticas salvajadas, verbigracia: el foie-gras. Este artículo nos habla de que hay gente que ya ha llegado al límite de aguante con las «tradiciones» y se ha empezado a rebelar, en este caso con el hígado de oca hipertrofiado más conocido como foie-gras. Lean, lean y luego, si aún tienen estómago, vayan a comprar su racioncita de colesterol.

Hay que hacer notar que el tonto que lo redactó asigna la invención del croissant a los franceses cuando es bien sabido que el tal bollito es austríaco. Pese al lapsus, hace también hincapié en rebelarse contra esa nuestra «tradición» nacional bien castiza de torturar toros hasta la muerte. A ver si tomamos nota y algún día tengo que retirar el salvaje manjar de la lista de masacres que hay en este blog.

Va mediada la tortura

Ya ha pasado buena parte de la tortura a que se nos somete a los ciudadanos que odiamos estas fechas. Han terminado (y hablo de los que sobrevivimos en España) las felicitaciones hipócritas de compañeros, la espantosa parte de la familia que nos visita, el inútil mensaje del ciudadano Borbón, las panzadas obligatorias, el paripé de los regalos de Papa-Visa.
Ya queda poco amiguetes, menos a los que vivís lejos de la dictadura hispánica, que tan sólo debéis sufrir ya el cambio de año. Aquí nos queda más porque aún debemos aguantar la farsa de los regalos de los reyes magos y el gran engaño a los críos, pobres.

En fin, fortaleza, que ya pasó lo peor.

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