Y no por falta de ganas, no crean, abnegados lectores. Ya a mediados de octubre tuve la «dicha» de contemplar cómo la navidad invadía con sus turroncitos y polvoroncitos las estanterías de algunos supermercados. A este paso en poco años no podré cerrar esta página por «fin de temporada» como vengo haciendo desde los inicios.
Y la verdad es que sí hay alguna alharaca. Concretamente ayer tarde -a insistencia de una amiga- bajamos a la plaza mayor de Salamanca donde, oh navitas navitatis, había unos señores moviendo animadamente un dragón blanco iluminado desde el interior mientras otro compañero acarreaba un carrlto con altavoces, amplificador y un pequeño grupo elecrógeno para alimentarlos. Todo un espectáculo que no sé qué cojones tendrás que ver con la navidad, pero bueno. Siempre es interesante ver que el destrozo de tradiciones por equipos de gobierno locales que en otros campos (verbigracia el taurino) tanto defienden a capa y espada (nunca mejor dicho).
En fin, quede inaugurada la temporada 2023-2024 de sufrimientos navideños de diversas índoles.
Queda inaugurada, pues, la temporad
Hala, a gastar a gastar que el mundo se va a acabar (por tanto gastar).
Nota: No hay foto ya que llegamos justo cuando el dragón abandonaba el ágora salmantino.