De capa caída

No se vayan a creer ustedes que he dejado de odiar la navidad. Ni de coña. Pero este año ando como se suele decir de capa caída, o mejor, de teclado y cámara caídos. Es por ello que no he publicado hasta hoy ningún artículo. Bueno, también porque no tengo mucho tiempo. Espero, sin embargo, que las obligaciones me dejen algún rato, las musas me regalen la inspiración y el hastío no me quite las ganas. De todas esas cosas se precisa para poner artículos, entradas, opiniones o como se le quiera llamar a las gilipolleces de pongo por acá.

En cualquier caso a mí ya me han traído un regalo, el fin del bipartidismo, de la prepotencia que nos ha desgobernado hacia el abismo neoliberal el último gobierno del país. Espero que los regalos me sigan lloviendo de las urnas.

He dicho.

Si les parece poca cosa esta lectura pueden proceder a la pesquisa en la hemeroteca, tienen para entretenerse un rato.

La gran farsa

Y no quería dejar pasar estediatanseñalado sin hacerme la reflexión que cada año por estas fechas me asalta la cabeza: ¿Qué nos han hecho los niños para que los engañemos de semejante modo? Quizá me quieran responder aquello de que les hace tanta ilusión, de que me acuerdo de mi infancia, etc.

Pero la realidad es la que hay: les engañamos. ¿No podría ser que nuestros políticos nos engañen por nuestro bien, para que seamos felices y porque recuerdan cuando eran inocentes? O dicho de otro modo, nos tratan como niños, nos organizan fastos sin límite y lo hacen hasta que ya no tragamos con el asunto porque es absolutamente imposible.

En fin, que todo se podría resumir (yendo un poco más allá en la reflexión) en una pintada que ya algún año anterior puse para ilustrar el comentario de esta noche: Dios no existe, son los padres. Y añado, por si alguien no se ha enterado: La democracia no existe, son los padres. O también y con esto les juro que termino por este año: La crisis no existe, son los padres.

Señores y señoras, que los magos les traigan tragaderas amplias, porque van a necesitarlas para comulgar con las ruedas de molino que este año (bi-electoral) les van a meter por la boca los sinvergüenzas que nos des-gobiernan.

Buenas noches y hasta el año que viene.

Traducción: Queridos niños. Algún día sabréis todo de Santa Claus. Ese día recordad lo que los adultos os han contado de Jesús.

La crisis llega hasta a las ideas

A mí lo más triste no me parece que no haya recursos materiales, lo triste de verdad es que falten ideas y se corone la carencia con falta de excelencia en el trabajo. Miren la guirnalda luminosa que la iglesia de El Salvador (creo que se llama) sita en la plaza mayor de Béjar (donde ando penando por las calles). Lo malo no es que se tenga poco dinero para sustituir el engendro luminoso por uno que gaste menos (en una temporada estaba amortizada la inversión, pero bueno). Lo malo es que falten ideas y como no hay bombillas amarillas suficientes se tiñan de mala manera algunas blancas para dar el pego. Que no lo da, encima. Lo malo no es tener que buscar soluciones alternativas a las bombillas originales y no encontrar (por buscar poco) la laca de bombilla que se sigue vendiendo (hay una tienda a menos de trescientos metros). La cosa viene ampliada por la chapuza en la confección del amarillo sustituto. Y lo peor, el apelotonamiento de bombillas originales por un lado y las chapuceadas por otro, cuando se podían haber repartido de manera que quedase hasta artístico el resultado. Pero no, no señor, es preferible hacerlo deprisa y mal para luego apoltronarse a ver pegar gritos a la gentuza que puebla la televisión de este país.

El caso es meter las tres

Esta foto ilustra lo poco imaginativos que podemos llegar a ser los humanos. O lo inadecuado de cumplir las tareas a rajatabla (o hacerlas cumplir). Las luces navideñas que alumbran la calle Mayor de Reinoso de Béjar, en el tramo medio, junto al caño Mamarón, se componen de dos girnaldas laterales y una estrella central independientes entre si. Tienen unas medidas que en los estrechamientos de la calle hacen imposible colocar las tres sin recurrir a alguna estratagema, verbigracia, el apelotonamiento de las mismas de modo informe e inmisericorde. Impresionante, con lo fácil que sería quitar la estrella.

A fuerza de repetirlo

Nuestro carnicero de junto a la plaza del mercado suele hacer todos los años un escaparate navideño en el que hay macetas con pezuñas de cerdo plantadas y un cartel «A VER SI CRECEN PARA NAVIDADES». El negocio en cuestión se dedica a la venta de jamones y, claro, sería el chollo que crecieran en los bancales como en «Amanece que no es poco» y quizá por eso lo repite año tras año a ver si a fuerza de repetirlo, se cumple. Le pasa también a nuestro presidente del gobierno, Donma (riano) y esa cantinela que últimamente le ha cogido y que repite como letanía «se ha acabado la crisis». De ilusión también se vive, Donma (riano) y lo mismo les pasa a los de la carnicería, y a muchos de nosotros. Pero no crean que por mucho repetirlo se hará realidad.

Peligros de la navidad

Pues uno de los peligros de la navidad es morir de un golpe al caer de un tejado, como el operario que andaba el otro día ajustando la estrellita que decora los altos del hotel San Polo de Salamanca. O en cualquier otro lugar donde las lucecitas cuelgan en los altos.

Operario colocando estrella de navidad

Insecto bajo palio luminoso

Es que en este país hay aún mucha gente que añora aquello del palio. Mucha, pero mucha mucha. El obispo Cañizares entre ellos, le gusta a él el boato y la parafernalia más que a una choni. Pero dejémonos de cañizaradas (que otros momentos y otros blog tendremos para seguir) y concentrémonos en el palio luminoso que nos ocupa y que ilustra la foto de más abajo, tomada en la calle Prior (qué casualidad) de Salamanca. Y al final (o principio, que todo en inversible) hay un bicho, un insecto que parece ser una libélula. En fin. insecto bajo palio (y no me refiero ahora al obispo anteriormente citado, quede claro).

Palio luminoso en Salamanca

La bolita de la plaza

Mejorar la plaza mayor de Salamanca es algo dífícil. Imposible no, claro, pero su espectacular belleza y armonía son difíciles de superar. No pasa año alguno, sin embargo, en que el cabildo salmantino se plantee la idea de «decorar» la plaza con algún motivo navideño. Los ha habido horríbles, créanme, como un árbol de navidad hecho de vigas de hierro y neones que apareció en los 80. Tengo una foto. Igual la busco y la pongo para muestra de espantajadas.

Este año, para no ser menos que otros y a pesar de la galopante crisis que se ha terminado según nuestro presidente de gobierno, se ha invertido en un nuevo elemento decorativo de LED (es lo que se lleva) y es una enorme bola de 5 o 6 metros de diámetro que simula una bolita de árbol de navida en plan gigante. Es divertida, la verdad, pero deberían haberla puesto en un lugar en el que no impidiese la digamos, normal comtemplación de la plaza mayor, motivo por el que vienen muchos visitantes a la ciudad.

En fin, les dejo una foto de la misma, y si tienen tiempo les recomiendo que busquen algunos retoques simpáticos que hay circulando por internet.

La bolita de la plaza

Maniquí hortera

De horteras está el mundo lleno. Observen como muestra la cabeza del maniquí que ha sido decorada con motivos navideños con algo menos que escaso gusto: con ninguno. Y eso que se trata de una tienda de postín (que decía mi abuela) del centro de Salamanca, de la calle Bientocadas, si no me acuerdo mal. La gente lo hace con buena intención, joder, pero tienen peor gusto que los chinos y los yanquis juntos (que ya es decir). Si la cabeza del maniquí les parece poco, vean la falda de plumas de la derecha, que no tiene desperdicio.

Maniquí hortera en tienda de Salamanca