El estilo cutre de misterio que vimos en Béjar
(Salamanca) parece que es el estilo de moda. Hoy lo hemos visto en
Medina del Campo (Valladolid). La misma técnica de reciclaje de
materiales, hecho deprisa y corriendo, la misma cutrería y pobre
realización. La crisis no perdona, amigos.
Nos lo temíamos, estábamos confusos, pero ahora gracias a
esta tienda de cuartos de baño del paseo San Vicente de Valladolid
podemos afirmar sin lugar a duda alguna: PAPA NOEL ES UNA MIERDA. Y ello
porque usamos la lógica y pensamos que lo que hay en los servicios es
una mierda, papa noel está en los servicios luego papa noel es una
mierda.
Me parece recordar que se trata de un
silogismo tipo BARBARA de la lógica clásica. (Silvia, por favor,
corrígeme si me equivoco).
La crisis se nota en cada detalle de nuestras vidas.
Fíjense en este «misterio» que han montado junto al ayuntamiento de
Béjar. Una mirada detallada nos informa de que las figuras son de
cartón, planas y pintadas con poco detalle. El niño debe tener unos 60
años mínimo y es una de esas esculturas tan del gusto de la posguerra.
Luego, como colofón, los hombres-niño de musgo, tan del estilo beharahui
que son dos maniquíes reciclados de algún comercio. Donación que sin
duda el industrioso comerciante reflejará en sus cuentas en las que se
desgravará un tanto por ciento de la donación. Los muñecos, no me he
podido resistir a incluir detalles, están tuertos ambos sin asomo de
vergüenza ni disimulo, uno del ojo izquierdo y otro del derecho. No
hablaré de la necesidad de que las instituciones se desvinculen de las
costumbres religiosas de los ciudadanos porque eso es cosa de otro
siglo, que en el XXI en España estas cosas no las veremos.
Belén cutre en BéjarHombe niño de musgoHombe niño de musgo
«Pelo-pico-pata» es una revista de mascotas editada en
España. Esta puntualización es necesaria puesto que gran parte de los
lectores de estas páginas procede de fuera del imperio del cemento en
decadencia que es este país actualmente. A lo nuestro. La foto que
ilustra este comentario está tomada en un quiosco. Es la intención de
los editores de la revistita hacer campaña navideña con algo tan tan tan
alejado de estas bobadas como son las sufridas mascotas. Nada, que se
trata de disfrutar incluso si al bicho le molesta. Fíjense en la cara
del pobre animalito. Por cierto, podría publicar la foto de un perro que
me es bastante cercano en pijama, tomada la pasada nochevieja. Pero no
es cuestión. Baste decir que a todo poseedor de mascotas se le ha pasado
por la mente «humanizarlo» haciéndole partícipe de estas mamarrachadas. Igual también los animales intentan animalizar a los humanos.
Me envía un amigo una de esas felicitaciones navideñas
via correo-e que contiene una atractiva imagen. No todo van a ser
penas, celebremos, pues esta navidad con ganas, sumerjámonos a placer en
ella, gocemos hasta el hartazgo. Por cierto, ¿quién será el autor del
engendro? Porque me gustaría ver otras obras salidas (nunca mejor dicho)
de su pluma. Si algún amable lector sabe de dónde procede la foto le
agradecería compartiese la información.
Una puerta como otra cualquiera por la que pasé el otro
día. En España, claro. La foto es una mierda, es verdad, pero me sirve
para ilustar el comentario. Estas gentes que ven películas yanquis (sí,
de esas que se repiten miles y miles de veces cada navidad) y se van a
la tienda y se compran esta porquería plástica con el cartelito «merri
crismas». Claro. Mola. Lo he visto en una película, es elegante, es
«cul». PUES NO IMBÉCIL. También hay una película en la que un tipo va
con una motosierra cortando gente en trozos y no lo haces, MEMO. Además
de que por el sólo hecho de ser yanqui la cosa NO ES ELEGANTE. Los
yanquis no son elegantes, de hecho son todo menos elegantes. Son unos
macarras, unos chulos y unos prepotentes horteras. Para colmo de males
tampoco son originales, se repiten hasta el hastío y copian más que los
japoneses. Las ramitas en las puertas, dicen, son cosas de los romanos
de los que tanto copian estos nuevos imperialistas. Vamos, que a ver si
nos vamos ahorrando la pasta gastada en estas mamarrachadas horteras que
hacen daño a la vista de los transeúntes. Al menos, horteras, colgadlo
dentro de vuestras casas, coño, que son feos y molestan. Pero claro, si
no lo ve nadie es como si no estuviera. Y así toda la calle, todos los
balcones, las puertas y hasta los cojones, que llega el día de vestirlos
de rojo, no se les olvide…
Este
bello ejemplo de horterada navideña se encuentra en una zapatería de la
calle Mantería de Valladolid. Menudo diseño, se habrá partido los
cuernos el escaparatista de turno para parir semejante mierda. Señores,
parece que con tal de que vaya de rojo y parezca navideño todo vale.
Igual se imagina el iluminado que con eso va a vender más. ¡Señores cómo
está el patio!
Por cierto, que agradezco a los lectores de estas páginas los comentarios que publican. Aunque no lo crean, los leo todos
La crisis galopante cual jinete apocalíptico ha invadido mi vida. No en la forma habitual (=económica) en que lo hace en las gentes otras. No. Mi afección consiste en la sequía de ideas que destripar, de acicates para el despotrique. Otras temporadas anteriores paseaba con la cámara en riste cual quijote invernal y cada recodo se me ofrecía extenso. Sin embargo este año, en el nadir de esta crisis tan cacareada, la ideas no florecen en mis circunvoluciones. No sé si será causa externa o endógena. Igual tenemos que esperar otro año para comprobarlo.
Eso sí, puedo prometer y prometo que el fin último de estas páginas es que no tengan sentido. Traducido (oshea) que me encantaría no tener que odiar estasfechastanseñaladas por la simple razón de su inexistencia.
No lo verán tus ojos, lector. Ni los míos.
Igual
porque es de día, pero si alguien ve un bicho vestido de negro
encaramado a una ventana lo más probable es que le dé por pegarle un
tiro en lugar de ayudarle a subir con el paquete. Pero, coño, ¿es que
nadie se da cuenta de lo espantoso que es colgar estas mierdas en la
ventana
Me debo estar volviendo paranoico porque veo luces donde
no las hay, y quizá fantasmas también. Uno que yo me sé empezó así, a
ver cosas como una cabra en el medio de la ciudad que luego resultó ser
una vespino y, claro, es que necesitaba gafas. Ayuda, por favor. ¿Alguno
de los lectores ve las reminiscencias entre las luces y el logotipo de
las «fascies» («haces» en castellano)? Eso espero, en otro caso tendré
que ponerme las gafas de la miopía mental a la mayor brevedad posible.La
foto, para el que tenga interés, está tomada en la avenida de Italia de
Salamanca y el dibujo de un conocido portal de subastas.Vaya: lucecitas, fascies, avenida de Italia, alcalde Lanzarote… Me traicionan las neuronas y empiezo a ver relaciones…En fin, a dormir, que ya va siendo hora.