Estas tres son algunas de las características de la foto que acompaña esta entrada. Se trata de una decoración navideña (estilo nórdico) realizada por personal del Instituto Martaguisela de O Barco de Valdeorras (Orense). Y gastando poco más que imaginación y algo de tiempo. No es poco en los tiempos que corren.
El «horror vacui» que algunas personas sienten se transfiere en estas fechas desde el interior de sus casas hacia la vista pública. Vean el ejemplo de este árbol, perdón cono, navideño atascado de bolitas multicolores hasta no dejar un hueco disponible. Capturado en la calle Mª Auxilidadora de Salamanca hace un ratito.
Me quedo pensando en qué poco aprecia esta gente la luz para tapar la ventana con el barroco engendro navideño. Y en que si la decoración interior de la casa es tan abigarrada, qué poco aprecian el espacio. Si existe el verdadero lujo es la combinación de espacio y luz. Sin duda.
Hay gente, como este crío, que empiezan pronto. Son las promesas que heredarán la línea de este blog. Disfruten. Se perdió la entrada de la que saqué el chiste. Cosas de la red.
Magnífico ejemplo de realización con pocos medios y, además, algunos reciclados. El árbol de navidad -por así llamarlo- se encuentra en Béjar, y es una muestra de lo que con un poco de pintura, ruedas viejas, latas vacías, espumillón y goma EVA se puede hacer. Realmente lo del «espíritu navideño» casi queda relegado al uso de los colores y el deseo en plástico que corona la obra. Una de la reflexiones que me quedan es que el motivo religioso ha desaparecido -tanto en esta obra como en otras- y queda casi solo el poso de paganismo, no únicamente en esta obra, sino también en muchas de las que decoran las ciudades estos días.
A mí también me apetece tener un árbolito navideño de este tipo, del que salga una hembra en bolas y pintada de plateado. Eso sí, por favor, que la hembra sea de carne y hueso, que el mito de Pigmalión ya no me lo creo mucho. La foto, hecha en la zona de la plaza de Carmelitas de Salamanca y es una demostración (ya pondré más) de que lo pagano invade la celebración y que, menos mal, va mejorando un poco la estética típica y hasta desapareciendo el mal gusto.
Vean ustedes la innovación en el mundo de la pastelería, señoras y señores lectores y lectoras. El arbolito de hojaldre y crema lo vi en un negocio cerca del Cutreinglés de Salamanca. Esta relleno de nata y tiene hasta regalitos. ¡Qué mono! Si fuese portugués el negocio le podríamos llamar árbol de natal. Pero no.
Auténtica espantajada realizada con conchas de vieria vista en la «Taberna Celta» de Valladolid. El pulpo allí, se lo aseguro, es bastante mejor que la decoración navideña. De hecho es tan bueno que hasta merece la pena ir y sufrir la horterada del árbol.
Árbol de navidad con conchas
Para
los extraños a la ciudad de Valladolor les aclaro que el título es un
juego de palabras hecho hace años con el nombre de una conocida actriz
nacida en esos pagos.
El diseño llevado a su máximo exponente en esta horrenda
figurilla que quiere parecer un arbolito de Navidad combinado con un
Papá Noel. Un lujo (probablemente asiático) cuya adquisición es posible
en una tienda de la calle Mayor de Reinoso en Béjar y seguro en otros
mil lugares de este puto planeta adorador de mitos.