Corrían tiempos de modernidad en el país. Se empezaba a perder el recuerdo nefando del dictador y del golpe de estado, y había un no-sé-qué de aperturismo provocado por la avalancha de gentes y gastos que supuso el mundial y que supondrían -ya en ciernes- la expo de Sevilla, la olimpiadas de Barcelona y todas esas cosas. Se podía escuchar a grupos nuevos de «la movida» y la modernidad nos invadía tanto en la radio como en la tele (La bola de cristal, busquen, busquen…)
El ayuntamiento de Salamanca estaba presidido en aquellos tiempos, si no me engaña la memoria, por Luis Málaga y la «Casa grande» (ver nota) decidió colocar una decoración navideña ad-hoc a los tiempos en el ágora salmantino. Se trataba de un remedo de árbol de navidad realizado con vigas de hierro pintadas de azul e iluminadas las ramas por neones azules y coronados en cada una de ellas por una especie de bolita también de neón de un celeste casi blanco. Un homenaje a los períodos industriales decimonónicos, se me antoja pensar. En la parte baja, iluminado por unas bombillas de incasdencencia había un amasijo de hierros -difícilmente apreciable en la foto- con un niño-dios, como mandan los cánones, es decir, en paños menores.
Por aquellos tiempos ya andaba yo de cámara réflex -recién estrenada y de segunda mano- en ristre y sin demasiados medios (ni objetivos luminosos, ni trípode) y sin demasiados conocimientos. Hice unas fotos al engendro que, sin duda, terminó en las fauces voraces de la fundición de Moneo. Necio de mí, de la parte inferior no hice foto detalle.
Como prometí en la temporada 2009-2010, he buscado y encontrado las fotos de los años 80 (concretamente de 1983) que allí citaba. He tardado como diez años en cumplir lo prometido, lo sé, es mucho tiempo, pero aquí están, amiguetes. Disculpen la baja calidad de las mismas que queda compensada por el valor histórico. De hecho he pasado un ratito buscando en San Guguel a ver si había alguna foto mejor que las mías, pero no las había ni mejores ni peores, simplemente no he encontrado ninguna.
Nota: Casa grande era un periódico publicado por el ayuntamiento y repartido de forma gratuita. El nombre hacía referencia al propio ayuntamiento y su diseño y contenido eran de amplio espectro y entrando en lo desenfadado para quitar peso al plomazo que era para los charritos de a pié la institución. Desapareció con el cambio de partido y le siguió una larga época -aún vigente- en la que el acercamiento al ciudadano se hace con la distancia que «obligan las formas». En el siguiente enlace se pueden ver algunas imágenes de esa publicación.