Ya hemos comentado en estos días que la coyuntura mascarillil se aprovecha profusamente en la decoración. Vean este ejemplo de una clínica de fisioterapia -creo- en la que el pobre esqueleto cojo además de sufrir las pegatinas de colores en sus huesitos, debe soportar la diadema de cuernos de reno y la consabida mascarilla y para remate una pajarita a juego con ella.
Vivir para ver, y espero acordarme de esta entrada a ver cómo se las ingenian para disfrazar al esqueleto para San Valentín, quizá haya pajarita y pajarito.