Manía por la navidad

Nacimiento en una fuente pública italiana

En Nápoles hay verdadera pasión por los nacimientos que, según aseguran, surgieron allí. Los artesanos pueblan las calles centrales y más turísticas de la ciudad vendiendo sus mercancias durante todo al año y, por supuesto, haciendo envíos donde haga falta. Hay hasta una calle en la que solo hay tiendas de este tipo.

La pasión por los misterios también llega a la población en general que los monta en los más inusitados lugares. Para ejemplo la foto que ilustra el comentario, en la que han colocado un belén en una fuente pública. Si no recuerdo mal la foto está hecha en Nápoles, pero no lo aseguraría al 100%. Es reseñable el respeto que tienen por el montaje, que nadie toca ni daña. Ya podrían hacer lo mismo con el resto de la ciudad que es un verdadero caos.

El perfume (de la gilipollez)

Cada año la misma historia en variadas letras que vencen en: febrero (por el día de los ena-morados), mayo (día de la madre) y diciembre (navidades y reyes). Se trata, como habrán podido sufrir (y sufren aún) los visitantes casuales a esta página, de la costumbrita que los perfumistas han cogido contra los videntes de sus publicidades. En realidad «las costumbritas», pues que dos son.

Una de ellas la de poner sus anuncios con variados y ridículos acentos de pronunciación del producto y su fabricante. Ridículo resulta que un nombre castizo como Paco Rabane sea pronunciado en la variante del gabacho: Pakó Gaban (no es un abrigo, no crean) o que la indudablemente de origen hispano Carolina Herrera se transforme en Karrolina Jerrera (ni a guerrera llega). Es una absurdez que llega este año a su límite cuando, por la moda yanqui de poner nombres en castellano, quedan reducidos los perfumes a una amalgama de sonidos impronunciables tanto en su nombre como en su fabricante. Por lo visto los publicistas deben pensar que somos imbéciles y que por el solo hecho de oír que el productito es de origen guiri lo vamos a comprar. Igual lo somos (imbéciles).

La otra manía es la determinante de que efectivamente somos imbéciles. Se trata de vender como un acto de libertad y de individualidad algo que no es más que un ejemplo de borreguismo: comprar un producto industrial movidos por la masa. Por mucho que nos quieran hacer comulgar con la rueda de molino de que un perfume nos hará libres o nos definirá como libres e indómitos, no haremos más que obedecer a una imagen elaborada, así que ni una cosa ni la otra. Como tampoco seremos más jóvenes o independientes por oler a una fragancia o a otra. La bofetada de la realidad la vemos (o deberíamos) todos los días cuando como dóciles borregos, obedientes como girasoles, hacemos de la publicidad la base de nuestra vida y nuestras decisiones.

Lo dicho ha versado sobre los perfumes, pero es igualmente extensible a las ropas, comidas y hasta los libros que (ojalá) leemos, las pelis que vemos y si me apuran hasta la opiniones políticas que elevan al olimpo de los ídolillos a gentes zafias, vulgares, abstrusas, necias y zoquetas.

¡Hala, comprad, comprad, malditos!

*Bella metáfora de Galdós, por cierto.

Cada día comienza un año nuevo

Si hay algo que me pone malo es la manía esta de la gente de saludarse y despedirse como si esta noche se acabase el mundo, sin considerar que cada día empieza un año nuevo y que la convención del cambio de fecha es justo eso, un acuerdo más técnico y político que otra cosa. Hoy convertido también en un evento consumista, como todas estas fechas y casi cualquier cosa que nos rodea: publicidad, figuración y consumismo. Un asquito, la verdad.

Y para diferenciarse de «la masa» y ser original no dudamos en hacer el ridículo de las maneras más variadas. Una de ellas, bastante extendida, es la de colocar anglicismos (en tiempo fueron galicismos) a las cosas y actitudes habituales. En ese orden ideológico entra la foto que ilustra este comentario. Se trata de una empresa que vende jamón y embutido de Salamanca y que se llama, muy apropiadamente, Viandas de Salamanca. Pues en un escaparate de su tienda «www.viandas.shop» que hay en una de las construcciones adosadas a la iglesia de San Martín, en la plaza del Corrillo de Salamanca, encontré el escaparate de «merry christmas» que anuncia en castellano el «tapas experience» y la «visita nuestra organic farm». Ahí termina todo el inglés de los cartelitos que no están pensados para anglo-parlantes ya que el resto está en castellano, sino para la gente «cool» y los «VIP» que saben cuatro palabrejas y que considerarán, digo yo, que estas cosas tan «chic» merecen la pena. Cada uno se vende como quiere, como puede o como le dejan. Pero a mi me parece una ridiculez y cosa de «snobs». Siempre me lo ha parecido y siempre me lo parecerá, do-re-mi, do-re-fa. Perdón C-D-E, C-D-F en nomenclatura anglosajona. No rima, pero así es la «life» mis «friends».

Me encanta el cerdito con el raso rojo y las luces en la chepa. Es lo más, lástima que no estuviesen encendidas y que la fotos sea tan mala.

Escaparate «merry christmas» de la tienda «www.viandas.shop»