Pues yo cuido tanto a mis muñequitos de nieve que en noviembre los saco al balcón para que disfruten del frío. Y para que mi vecindario vea lo que me gustan estas fechas.
Eso pensará el vecino de la avda. Portugal en Salamanca que ha colocado estos muñecos tan monos en su pequeño balcón. ¿Donde vivirán el resto del año los pobres muñequitos?¿En el congelador del frigo y desinflados? Pobres, con lo majos y luminosos que son… No me digan que no es enternecedor ver a la familia de globitos brillantes con su papá, su mamá y su muñequito.
Si es que el que no es feliz es porque no quiere, leñe.