No me puedo resistir a sacar de entre las cenizas del año una noticia que tuvo su origen en 2020 pero que siguió coleando en este 21. Se trata de unos mensajes que incluyó una señora en su cuenta de Twitter en el que se veía la pintura hiperrealista de un parto que simulaba ser el del famoso niño dios (que no nació en estas fechas, pero bueno, busquen busquen por ahí). El caso es que como se trataba de una imagen cruenta del parto, con carne de piernas, sangre de placenta y demás, pues algunas almas de este santuario de la fe católico-apostólico-romana se vieron vejadas e insultadas, tampoco hay para tanto, con lo que les gusta el morbo de la sangre en los suplicios de su dios en las celebraciones anuales.
¡Si es que no se les puede sacar de las postalitas de Ferrándiz, coño! Con perdón de la expresión.
La aventura siguió en dos lugares: el propio Twitter y la fiscalía, pues la mojigatería timorata denunció a la que aprovechaba la situación y fechas para arrimar el ascua a su sardina (sin segundas). Tras unos días, pocos a decir verdad tratándose de la justicia en este santo país (sin segundas) desestimaron el caso. Llama la atención la lectura de algunos de los comentarios en la red social azuzando a la chica para que haga lo propio con el profeta Mahoma. Y lo hacen a mala leche, muy mala, sabiendo que los radicales islámicos no perdonan estas cosas y se dedican a la carnicería por bien poco. Dicho de otro modo, como los radicales cristianos no se atreven, azuzan a la muchacha a que se lance a las fauces de los otros. Hay que ser mala persona, la verdad, para desear estas cosas. Menos mal que se trata de una religión que promueve el amor al prójimo, que sino no sé qué sería de nosotros.
Pues aquí quedan para la historia los enlaces al Twitter y a la noticia del chasco que se habrán llevado los denunciantes cuando la propia fiscalía (que de liberal y tolerante no suele hacer gala) les haya echado agua al fuego. Y la foto del cuadro, claro, porque a veces la memoria de la red es flaca.