En un estante del supermercado en el que estaba haciendo la compra me encuentro con este interesante producto (a exorbitante precio, por cierto). La primera impresión fue pensar qué avispado va siendo el personal a la hora de sacarnos las perras. La segunda cosa que me vino a la cabeza es que, si la navidad me da asco ¡qué pensar del caldo de navidad!
Ahora, para rematar sólo me falta encontrar, como dice una amiga, el «cagaorebozao».
Por supuesto no he probado el producto y no puedo hablar de su calidad ni mucho menos de su sabor. Digo esto porque igual alguien piensa que me paga la competencia o me viene el fabricante a pedir responsabilidades y nada más lejos de mi intención que vulnerar sus ventas.
A fe mía que meditando sobre este asunto me acordé de la famosa obra de Piero Manzoni «Merda d´artista» que en 1961 embotó (dicen) algunos de sus subproductos más fétidos en latas y las vendió al mejor postor. Algunas de ellas sí han adquirido un precio exorbitante no por la calidad del producto (nadie las ha abierto, que se sepa) sino por lo excéntrico de la manifestación ¿artística? He aquí una foto obtenida de la web con semejante engendro: