Estos señores circenses han preparado un espectáculo con
la loable intención de entretener padres y desplumar niños, digooooo,
al revés. Y el nombre es bueno, tanto que lo cojo para esta entrada de
hoy y añado un artículo determinado: «El circo de la navidad», porque es
un puto circo con todos sus ingredientes: fieras, payasos,
malabaristas, equilibristas… ¿No están ustedes de acuerdo?
Por no menospreciar al meón que veíamos ayer
presentamos, perfectamente integrado en la realidad histórica del belén:
el carro que está a la venta con pocos Km. Un lujo de imaginación, sin
duda.
Vean este bello personaje de la mitología
judeo-cristiana, el meón o meaner, que se encuentra en el portalillo que
cada navidad decora los escaparates de De Cabo en el paso de Canalejas
de Salamanca. Para no tener envidia de los catalanes y su caganer, desde
luego, pero para echarse a temblar como se entere el Fatzinger que ha
quitado la mula y el buey.
Vean que magnífico ejemplo de diseño hortera que
aprovecha la ñoñería imperante en estas-fechas-tan-señaladas para vender
cualquier mierda como objeto decorativo. Joder, estoy tentado de
regalárselo a algúna persona para hacerle la putada. Porque putada es
tener que colocar encima de la mesa (en las teles de ahora ya no caben
cosas) una mano con estigma y los personajes de la bufonada cristiana de
la navidad en las puntas de los dedos y con nubecitas. El tamaño de la
cosa es la ostia, nunca mejor dicho, casi medio metro . Si es que es
imposible hacerlo más feo.
Mano divina de un chino
Pues
si, lo han adivinado, lo he visto en el escaparate de un chino. Siento
mucho que la foto no de para más, pero les juro por Sinter Klaas que
intentaré hacer una mejor.
Vean cómo los técnicos y diseñadores del ayuntamiento de
Salamanca se lo han montado otro año más para convertir una de las más
bellas plazas del mundo en un adefesio muliticolor, probablemente la más
fea del país, que ya es decir. Y además con nuestro dinero. Un lujito
navideño como otro cualquiera que hace bueno que si a usted no le amarga
el fin de año la familia, ni el trabajo, no sufra, que ya lo hace el
ayuntamiento. ¡Si Churriguera levantara la cabeza!
Esta foto que hice hace pocos días, creo que en
Salamanca, pero igual fue en Ávila, ilustra la contradicción que
trasluce en muchas otras facetas de la vida y las fechas en que nos
encontramos. Vamos, un galimatías mental que resumo en: me gusta esta
foto, me gusta su mensaje y me parece que viene bien para este blog.
Por la propia estructura de la imagen se diría que el
escaparate es de 1912. Pues no, señores, es de hace una semana y
seguimos en muchos sentidos como hace un siglo. En otros, hay que
reconocerlo, hemos mejorado. Y en algunos estamos retrocediendo como en
la máquina del tiempo hacia el siglo XX y dentro de un par de años
estaremos en el XIX.
Este
espantoso muñeco de nieve (sin nieve, claro, es un sucedáneo) mueve la
manita para saludar con el sombrero. ¡Menudas bellezas nos regala la
cercanía de la navidad
Auténtica espantajada realizada con conchas de vieria vista en la «Taberna Celta» de Valladolid. El pulpo allí, se lo aseguro, es bastante mejor que la decoración navideña. De hecho es tan bueno que hasta merece la pena ir y sufrir la horterada del árbol.
Árbol de navidad con conchas
Para
los extraños a la ciudad de Valladolor les aclaro que el título es un
juego de palabras hecho hace años con el nombre de una conocida actriz
nacida en esos pagos.
Nueva temporada del blog. Es el 5º año, de modo que ya estamos «lustrados» y no muy ilustrados de cosas navideñas que, dicho sea de paso, ya llevan bastante tiempo a la venta en algunos supermercados. Será por «la bicha» (usuease la crisis). Pero vayamos al grano. Para que no se acuse a la santaiglesiacatolicapostolicayromana de zoofilia el hechicero mayor de la tribu o jefe de la secta, Ratzinger Z, ha hecho fuego de pecho contra los inócuos y decorativos animalejos que decoran desde lo menos el siglo XII el portal de Belén. Lean este artículo en el que guionista se explaya a sus anchas en el tema. Vuelvan pronto, tendré más cosas para entretenerles.