De postre: cabezonería

«A ver si se habla de mi libro, porque yo aquí he venido a hablar de mi libro y no se ha hablado» dijo Paco Umbral en una famosa entrevista que ha pasado a la historia porque el ínclito sacó a relucir la mala leche que tenía además de poner en evidencia a Mercedes Milá que era la presentadora de aquel programa de Antena 3.

Pues el alcalde de Madrid también ha venido aquí (o ha ido allí) a hablar de su libro y para eso hace lo que haga falta. Incluso usar las luces navideñas para publicitar su ideario que, en este caso, nada tiene que ver con la navidad.

La lectura de esta noticia tiene dos partes. La primera en la que se vuelve a incidir en el mismo razonamiento falaz que en nuestra entrada anterior (no en vano ambas vienen de alcaldes de similar ideología) pensando que poner las lucecitas va a sacar los dineros de los bolsillos del maltrecho ciudadano. La segunda es aquella emulación del fallecido Umbral, colocando una bandera enorme en el centro de una de las vías más emblemáticas de la capital. Penosas ambas cosas pero de la segunda me alegro: habrá más gente que este año odie la navidad. Bien por el alcalde que aumenta las filas de interesados en estas páginas.

Comienza el espectáculo

Señoras y señores, virus y virus: comienza el espectáculo navideño una vez más.

Los politicastros que votamos tiene ocurrencias dignas de, como se decía antes, bombero retirado. Vaya ud. a saber el origen de la tal expresión curiosa. Pero dejemos a los bomberos retirados disfrutando de su jubileo y centrémonos en las estratagemas innovadoras de nuestros gobernantes para mejorar nuestras vidas (que las suyas están bastante bien).

No vamos a entrar al trapo de la pandemia, pero es evidente que este año la economía anda entre pachucha y jodida. Pues para ayudarla nada mejor que incentivar el consumo, el gasto vamos, que es la medicina que siempre indefectiblemente se aplica en el sistema capitalista en que vivimos inmersos. Hala, majos (y majas) a comprar a comprar que el mundo se va a acabar. Y todo por obra y gracia de los adornos y luces navideños que este año empiezan en octubre. Sí, diez semanazas antes de final de año. y otras dos al comienzo: un total de 12 semanas = 3 meses de sufrir las horteradas en las calles afeando nuestros monumentos y paseos. Si a estos 3 meses le sumamos el mes de semana santa (si no se alarga el año próximo), el mes de ferias (si es que se celebran) tenemos la friolera de 5 meses con espantajadas en la plaza mayor de Salamanca. Ahí es nada, la mitad del año.

Pero vayamos al asunto: resulta que el problema de la economía es la falta de ventas y esta viene provocada por las gentes que nos empecinamos en ahorrar, como si eso sirviese para algo. Así que, cual perros de Paulov y su campanilla, nosotros saldremos como posesos a blandir nuestras repletas carteras nada más ver estas luces maravillosas que nuestro edil coloca con amor y dedicación. Ya estoy viendo el espectáculo de gentes afanadas corriendo ora cartera en mano ora cargadas de paquetes en las concurridas calles de la ciudad. Tal es así que para prevenir los problemas de salud de los abnegados comerciantes habrá, quizá, que decretar el toque de queda para detener por unas horas las hordas de compradores y dejar solazarse a los vendedores de todas clases. Digno espectáculo mental nos espera, no me lo nieguen.

Paquete gigante de led
Paquete gigante de ledes en la plaza de los bandos