Tengo más bolas…

El «horror vacui» que algunas personas sienten se transfiere en estas fechas desde el interior de sus casas hacia la vista pública. Vean el ejemplo de este árbol, perdón cono, navideño atascado de bolitas multicolores hasta no dejar un hueco disponible. Capturado en la calle Mª Auxilidadora de Salamanca hace un ratito.

Árbol de navidad atascado de bolas

Me quedo pensando en qué poco aprecia esta gente la luz para tapar la ventana con el barroco engendro navideño. Y en que si la decoración interior de la casa es tan abigarrada, qué poco aprecian el espacio. Si existe el verdadero lujo es la combinación de espacio y luz. Sin duda.

Yo quiero uno parecido

Maniquí plateado desnudo como parte de un árbol de navidad.
El mito de Pigmalión hecho arbolito

A mí también me apetece tener un árbolito navideño de este tipo, del que salga una hembra en bolas y pintada de plateado. Eso sí, por favor, que la hembra sea de carne y hueso, que el mito de Pigmalión ya no me lo creo mucho. La foto, hecha en la zona de la plaza de Carmelitas de Salamanca y es una demostración (ya pondré más) de que lo pagano invade la celebración y que, menos mal, va mejorando un poco la estética típica y hasta desapareciendo el mal gusto.

Bolas y carambolas

El ayuntamiento de Valladolid en connivencia con unas asociaciones no sólo tienen el mal gusto de llenar las calles de lucecitas espantosas (con el gasto que supone y lo feo e inútil del acto) sino que además se regodean en ello con otra vuelta de tuerca: la publicación de carteles a todo color anunciadores del evento. Otro gasto estúpido, inútil y de consecuencias ecológicas nefastas. Vamos, una carambola. En su descargo decir que el cartel, al menos, no es feo como las putas luces.

Iluminamos la ciudad
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