Ayuntamiento 0’0

Las fotos que ilustran este comentario están hechas hoy mismo, 8 de diciembre, en Béjar. Se trata de el tramo más comercial de la calle mayor y del ágora bejarana, la corredera. Y efectivamente no hay ni una sola luz navideña. A mi, particularmente, me la trae al fresco. Hasta me alegraría si fuese por una causa noble (enviar alimentos a Palestina, asistir a los refugiados, a los menesterosos…) Pero parece que se trata de una de las alcaldadas del actual edil que aún no lleva seis meses en el cargo y ya ha tenido un par de ideas que creo que no le han gustado mucho ni a sus votantes. Una de ellas esta decoración navideña 0,0 (o casi). En realidad he visto una guirnalda, en el arco de entrada del parque, junto a la churrería, pero no he podido fotografiarla porque no estaba encencida.

Es lo que tiene el poder, ñores míos, y la democracia baja en lactosa, gluten, cafeína, alcohol y otras sustancias. AMP (A mi plín) que se decía antes.

Actualización: al final sí que han colocado unas cuantas luces, bastante discretas y algo escasas para lo que suelen ser estas cosas. También han encendido las guirnaldas que estaban apagadas, así que le quitamos la etiqueta 0’0 que ostentaba.

Vean la foto ilustrativa (mala, como casi todas las de este año) en hecha más o menos desde el mismo lugar que de arriba.

Efecto cadena

A los economistas se les llenan boca y ecuaciones con la teoría de que el mercado está regulado por la oferta y la demanda. Sin meternos en charcos técnicos -de los que somos legos- aceptemos esa teoría que viene a decir que cuando la demanda es grande los precios del producto o servicio aumentan. Lo sufrimos y comprobamos, por ejemplo, con el precio del besugo, de los patés o de los vinos. Y en algo en lo que no reparamos pero que también es muy propio de estas fechas: la electricidad.

Resulta que todas las ciudades y pueblos de este país (y hogares, claro) adornan sus calles con millones de lucecitas que, por poco que consuman, lo hacen. Se alimentan las dichas luces de electricidad y con esa demanda adicional de muchos cientos de horas en muchos miles de lugares hacen subir el precio de la electricidad. Así que ya lo saben, antes de seguir quejándose de que si el gobierno arriba o abajo, que si el oligopolio eléctrico abajo o arriba, etc, quéjense también de toda esa parafernalia luminosa cuyo objeto hoy no es más que «animar al consumo» como antaño lo fue «animar al sol».

¡Como no será la cosa que hasta los yanquis -pueblo derrochón por antonomasia- hacen alusión a nuestros despilfarros navideños gallegos y sus 11.000.000 de LED! No el la única ciudad, no, hay muchas otras. Lean, lean.