¿Cómo no pensar que todo es mentira tras enterarse del fiasco del papa noel (santa claus)? El montaje social que se organiza para engañar a los niños es tremendo, reconozcámoslo. Todo esta urdido para engañarlos, pobres, este día y el de reyes. Todos los años la misma historia por las mismas fechas, y siempre la comento, qué le vamos a hacer.
En la foto el anuncio del evento en Béjar (Salamanca) que además estuvo aderezado, por si era poco, por la panda de moteros ruidosos dando el cante.
Una plaza cerrada para que un montón de tipos (y tipas) vestidos con trapitos rojos y otros aditamentos navideños en sus aparatos productores de ruido. Si es que el que se aburre es porque quiere, leñe. Y el que se molesta también. Total, por un poco de ruido, un poco de olor a gasolina y una colección de horteras (moteras) y horteros (etc.) ¡como os ponéis!
Foto tomada en Béjar (Salamanca) hace un par de días.
O gorrazo, para ser más exactos. Debe tener como un metro y algo de altura para que os hagáis una idea. Como simpleza de decoración navideña tiene mérito, la belleza la dejamos a la opinión del lector. Está en la cuesta de Sancti Spiritus, en Salamanca.
En medio de la sierra de Francia, a la salida de Miranda del Castañar se encuentra un camping. No se ha podido resistir a la navidad, como pueden ver en su entrada.
Hace ya algunos años publiqué la foto de una instalación de Santa Claus en moto que estaba en el paseo de Canalejas de Salamanca. Un rato de estos volveré a ver si el barbudo maniquí aún permanece en su atalaya.
Para hacerle la competencia ahí les va esta foto hecha en la calle Juan de Juni de la capital charra. Este no tiene moto, pero el balcón y su instalación son tan exageradas como la otra. Casi, por el detalle del vehículo.
Me pregunto dónde tendrán almacenados estos trastos durante los 11 meses restantes.
Y si no lo creen a pesar de ver la foto que ilustra la entrada, pueden darse una vuelta por los contenedores que rodean sus casas el día 25 de diciembre por la tarde. O el 1 de enero. O el el 6 de enero, cualquiera vale.
Este horrible oso con disfraz de papá noel (o similar) es brillante de día y luminoso de noche. Me resulta difícil decidir si es más feo de día o de noche. Pero debe ser cómodo, al menos tienes dos asientos en sus patas para acoger a los tiernos infantes que por la plaza de Carmelitas de Salamanca pululen.
El hinchable (enorme) visto en un balcón de una calle estrecha de Salamanca. Nótese en la parte inferior el detalle de las botas que hacen que el muñeco parezca algo más realista (dentro de lo poco que cabe el realismo en este caso, claro).
En diferentes husos hay diversos usos y costumbres. En este mismo huso (mal compartido a lo que dicen) está Italia en la que los regalos no los trae ni un viejo barbudo y barrigudo ni unos reyes, sino algo más prosaico: La befana. Lean e instrúyanse, transmitan estos conocimientos a sus vástagos, hagan de la cultura y el estudio una fiesta. Y sobre todo déjense de andar engañando tiernas criaturas, que está feo feo. Tango más feo cuanto más tiernas e inocentes.
Resulta que un obispo italiano anda desmitificando la figura de Papa Nöel. He aquí la noticia completa. Pues me parece muy bien que ande desmontando mitos el señor Antonio Staglianò, pero ya puestos a hacerlo mejor sería hacer las cosas bien. Y completas. Porque a poco que se busque información se cae la parte en la que dice «que fue creado en el siglo XIX». Se lo perdonaremos (sin penitencia alguna y hasta sin propósito de enmienda), pero le conminamos a seguir en la línea y derribar otros iconos y mitos que le quedan cercanos: los reyes magos, la virgen, y si me apuran hasta el propio dios al que andan estrujando desde su multinacional hace la friolera de casi dos milenios. Y es que arrimar el ascua a su sardina era fácil antes que la gente agachaba la cabeza ante el poder eclesiástico, pero los tiempos han cambiado y ahora el personal se agacha (y mucho) ante el poder de sus teléfonos móviles y sus redes sociales. De hecho hasta el propio Antonio Staglianò ha tenido que rectificar (o sea, agachar la testuz o humillarse como prefieran), ante las críticas suscitadas.