Y si no lo creen a pesar de ver la foto que ilustra la entrada, pueden darse una vuelta por los contenedores que rodean sus casas el día 25 de diciembre por la tarde. O el 1 de enero. O el el 6 de enero, cualquiera vale.
Osohorterada
Este horrible oso con disfraz de papá noel (o similar) es brillante de día y luminoso de noche. Me resulta difícil decidir si es más feo de día o de noche. Pero debe ser cómodo, al menos tienes dos asientos en sus patas para acoger a los tiernos infantes que por la plaza de Carmelitas de Salamanca pululen.
Ponerse las botas
El hinchable (enorme) visto en un balcón de una calle estrecha de Salamanca. Nótese en la parte inferior el detalle de las botas que hacen que el muñeco parezca algo más realista (dentro de lo poco que cabe el realismo en este caso, claro).
Otras tierras, otros usos
En diferentes husos hay diversos usos y costumbres. En este mismo huso (mal compartido a lo que dicen) está Italia en la que los regalos no los trae ni un viejo barbudo y barrigudo ni unos reyes, sino algo más prosaico: La befana. Lean e instrúyanse, transmitan estos conocimientos a sus vástagos, hagan de la cultura y el estudio una fiesta. Y sobre todo déjense de andar engañando tiernas criaturas, que está feo feo. Tango más feo cuanto más tiernas e inocentes.
Dios no existe, son los padres
Resulta que un obispo italiano anda desmitificando la figura de Papa Nöel. He aquí la noticia completa. Pues me parece muy bien que ande desmontando mitos el señor Antonio Staglianò, pero ya puestos a hacerlo mejor sería hacer las cosas bien. Y completas. Porque a poco que se busque información se cae la parte en la que dice «que fue creado en el siglo XIX». Se lo perdonaremos (sin penitencia alguna y hasta sin propósito de enmienda), pero le conminamos a seguir en la línea y derribar otros iconos y mitos que le quedan cercanos: los reyes magos, la virgen, y si me apuran hasta el propio dios al que andan estrujando desde su multinacional hace la friolera de casi dos milenios. Y es que arrimar el ascua a su sardina era fácil antes que la gente agachaba la cabeza ante el poder eclesiástico, pero los tiempos han cambiado y ahora el personal se agacha (y mucho) ante el poder de sus teléfonos móviles y sus redes sociales. De hecho hasta el propio Antonio Staglianò ha tenido que rectificar (o sea, agachar la testuz o humillarse como prefieran), ante las críticas suscitadas.
Hala, a aprender que va siendo hora, digo siglo.
Papa Nöel es un cerdo
Y no lo digo porque no me haya traído nada. Lo digo porque la navidad se autodefine.
Papá Nöel no existe
La fotografía adjunta parece decir esto. En realidad
no está muy claro porque quizá algo sorprendió al grafitero/a en plena
tarea. Ya se sabe que los nervios traicionan en el peor momento. Queda
patente, sin duda alguna, la intención de desmontar la gran patraña
urdida alrededor del gordo barbudo de origen europeo que emigró a las
américas y vino más gordo, más barbudo, más rojo y manejando más pasta.
Como
ya ha quedado dicho en el manifiesto, no insistiremos en lo mucho que
nos duele que una sociedad entera (todo el planeta, joder) se entretenga
en engañar a los críos con el pretexto de que ellos eran muy felices en
su infancia, que si les hacía ilusión, etc. Mientras los perros sigan
ladrando los humanos nos seguiremos mordiendo, y mientras se monten
estrafalarios engaños a los niños no cambiará la sociedad.
En el caso de este país (Expaña) es aún más grave puesto que se supedita el utilitarismo a la tradición y se les dan las chuches de plástico a los nenes el 24 «porque así tienen tiempo de jugar, los pobres». Bueno, luego también son regalados unos días más tarde, «para mantener la tradición» (coño, esto lo podían aducir el 23, pero no).
Tras esta pataleta dejo a aquellas personas sensibles la reflexión sobre el asunto y el compromiso de que dejemos de aprovecharnos de la inocencia de las criaturas para nuestros fines mercantilistas y chantajistas. El siguiente enlace habla de la «tradición» del tipejo de los paquetes que te hacen volar, digoooooo, que vuela y trae regalos.
Actualización: se perdió el enlace. Cosas de la red.