La pasión por la lucecita no conoce límites ni fronteras. El otro día en Toledo vi un camino de luces que coronaba el paso por el famoso puente sobre el Tajo. El puento no estaba iluminado más que una cobertura a modo de palio, o sea, lo bonito sin luz y luego miles de ellas para nada. En Salamanca, en uno de los laterales de la catedral nueva han hecho una cosa similar, la que les dejo en la foto -mala- de más abajo.

