Vean qué trabajo de 10 horas se han currado según dice la página donde encontré esta foto. No tiene desperdicio. Patético (como poco) y ordinario hasta el horizonte y más allá. Lleven su imaginación hasta los momentos de la confección del engendro (¿estará la foto completa’) y si aún se atreven viajen hasta el momento de la retirada del mismo. Se puede completar el imaginario viaje imaginando la primera parte desde la punta del pincel y la segunda desde el punto de vista del sumidero.
Las ganas de ser el centro de atención pierden a muchas gentes en este planeta. Cada vez más ahora que las redes sociales (así llamadas) dan la satisfacción o disgusto de forma inmediata. Dentro de las personas con afán de notoriedad, quizá el único alimento de su alma, se encuentra la señora Leticia Sabater. En su último vídeo clip entra de lleno en el tema de este blog, razón por la que acá está el comentario.
Sin ánimo de ofender a los seguidores de esta señora, a mi personalmente el vídeo me parece zafio, desagradable, manido, hortera, facilongo y extremadamente vulgar. No acierto a pensar qué le hace pensar a esta señora que está haciendo algo interesante o novedoso. Sin entrar en la estética personal de la artista -líbreme diosa de tal osadía- el conjunto podría haber sido emitido con dos rombos en la época de la pareja Pajares-Esteso o los Hermanos Calatrava y resulta lamentable ver cómo en este país no se ha evolucionado más allá de un palmo en los últimos cuarenta o cincuenta años.
Lo «rompedor» del vídeo es la inclusión de escenas «erotico-festivas» con el gordo de rojo y los viejos barbudos (probablemente amigos desde tiempos inmemoriales de la artista). En fin, si disponen de unos minutos para quedarse boquiabiertos no dejen de hacerle una visita al vídeo. Igual hasta le hacemos ganar unos eurillos a la señora y sigue haciendo espantajadas de este tipo otras cuantas arrugas más, digo, perdón, otras temporadas más.
Vean cómo los técnicos y diseñadores del ayuntamiento de
Salamanca se lo han montado otro año más para convertir una de las más
bellas plazas del mundo en un adefesio muliticolor, probablemente la más
fea del país, que ya es decir. Y además con nuestro dinero. Un lujito
navideño como otro cualquiera que hace bueno que si a usted no le amarga
el fin de año la familia, ni el trabajo, no sufra, que ya lo hace el
ayuntamiento. ¡Si Churriguera levantara la cabeza!
Lo que el comercio ha unido que no lo separe dios. El dios dinero une a los otro dioses, ídolos y mitos con deliciosa sencillez en este escaparate de un «veinte-duros-todo-cien-chino» que vi en Béjar hace unos días. A estos señores no les tiemblan las ideas a la hora de hacer negocio, y por eso hacen gala de una laicidad por vía de la profusión de creencias digna de muchos de nuestros políticos. En la foto sólo se ve una parte del escaparate, pero créanme que había más enjuage de dioses. Eso sí, todas las figurillas gozaban de ese hortera diseño que ha impregnado la navidad ñoña desde hace años. Queda el consuelo de que a día de hoy, ya hemos pasado lo peor de estas-fechas-tan-señaladas.
Vean el trabajo ímprobo que el comerciante de la calle Zamora de Salamanca se ha tomado para «adornar» su escaparate. Lo peor es que le parecerá bonita esta espantajda machista, etnocéntrica y oportunista. Habrá crisis monetaria, señores lectores, pero lo que es de ideas chorras…
Si no encuentra usted el regalo del siglo es porque no
quiere. La gilipollez futbolera llega a tal punto en este puto país que
los diseñadores de objetos de todas las categorías caen en el agujero
negro de la horterada al menos una vez. Vean esta cama de mascotas con
el logo de un conocido equitpo de fútbol. Pobres bichos, la que tienen
encima. Claro, por eso en ciertas religiones se considera que
reencarnarse en un perro es un descenso en la escala del karma.
Una puerta como otra cualquiera por la que pasé el otro
día. En España, claro. La foto es una mierda, es verdad, pero me sirve
para ilustar el comentario. Estas gentes que ven películas yanquis (sí,
de esas que se repiten miles y miles de veces cada navidad) y se van a
la tienda y se compran esta porquería plástica con el cartelito «merri
crismas». Claro. Mola. Lo he visto en una película, es elegante, es
«cul». PUES NO IMBÉCIL. También hay una película en la que un tipo va
con una motosierra cortando gente en trozos y no lo haces, MEMO. Además
de que por el sólo hecho de ser yanqui la cosa NO ES ELEGANTE. Los
yanquis no son elegantes, de hecho son todo menos elegantes. Son unos
macarras, unos chulos y unos prepotentes horteras. Para colmo de males
tampoco son originales, se repiten hasta el hastío y copian más que los
japoneses. Las ramitas en las puertas, dicen, son cosas de los romanos
de los que tanto copian estos nuevos imperialistas. Vamos, que a ver si
nos vamos ahorrando la pasta gastada en estas mamarrachadas horteras que
hacen daño a la vista de los transeúntes. Al menos, horteras, colgadlo
dentro de vuestras casas, coño, que son feos y molestan. Pero claro, si
no lo ve nadie es como si no estuviera. Y así toda la calle, todos los
balcones, las puertas y hasta los cojones, que llega el día de vestirlos
de rojo, no se les olvide…
Este
bello ejemplo de horterada navideña se encuentra en una zapatería de la
calle Mantería de Valladolid. Menudo diseño, se habrá partido los
cuernos el escaparatista de turno para parir semejante mierda. Señores,
parece que con tal de que vaya de rojo y parezca navideño todo vale.
Igual se imagina el iluminado que con eso va a vender más. ¡Señores cómo
está el patio!
Por cierto, que agradezco a los lectores de estas páginas los comentarios que publican. Aunque no lo crean, los leo todos
De paseo siempre encuentra uno cosas divertidas. Hoy, por ejemplo, he encontrado un escaparate cuyo dudoso gusto lo hace normal. Es decir, que se encuadra dentro de lo habitual: COSAS HORROROSAS con ínfulas de elegantes. Este me ha recordado el nombre que inicialmente había pensado para este sitio y que, para los curiosos, tenía mucho de escatológico y también de malsonante, como el título del artículo de hoy, amiguetes.