Declaración de principios y alguna sugerencia

El regalito que hay en la plaza mayor de Salamanca
El regalito que hay en la plaza mayor de Salamanca

A veces las cosas hablan por sí mismas. Es el caso de la decoración navideña que pretende «embellecer», suponemos, tal monumento. Como idea podíamos colocarle un gorrito de papanoel al David de Michelangelo, con luces a ser posible. O una guirnaldita fosforescente y animada a la Gioconda, por citar algún caso emblemático. Hasta, si queremos cruzar el charco, disfrazar de rey mago (negro a ser posible) a la famosa estatua de la libertad.

La ventaja que tiene «nuestro» regalito, es que también sirve de pantalla LED en la que se pueden poner variadas decoraciones. Sugiero que algún rato, fuera del horario infantil, se proyecten fotos de cierto tipo. Como se puede uno colocar dentro del regalito, las posibilidades son bastante sugerentes ¿no les parece?

Dejo ya de escribir, que parece que el año nuevo me está calentando los sesos y otras partes menos mencionables.

Cada día comienza un año nuevo

Si hay algo que me pone malo es la manía esta de la gente de saludarse y despedirse como si esta noche se acabase el mundo, sin considerar que cada día empieza un año nuevo y que la convención del cambio de fecha es justo eso, un acuerdo más técnico y político que otra cosa. Hoy convertido también en un evento consumista, como todas estas fechas y casi cualquier cosa que nos rodea: publicidad, figuración y consumismo. Un asquito, la verdad.

Y para diferenciarse de «la masa» y ser original no dudamos en hacer el ridículo de las maneras más variadas. Una de ellas, bastante extendida, es la de colocar anglicismos (en tiempo fueron galicismos) a las cosas y actitudes habituales. En ese orden ideológico entra la foto que ilustra este comentario. Se trata de una empresa que vende jamón y embutido de Salamanca y que se llama, muy apropiadamente, Viandas de Salamanca. Pues en un escaparate de su tienda «www.viandas.shop» que hay en una de las construcciones adosadas a la iglesia de San Martín, en la plaza del Corrillo de Salamanca, encontré el escaparate de «merry christmas» que anuncia en castellano el «tapas experience» y la «visita nuestra organic farm». Ahí termina todo el inglés de los cartelitos que no están pensados para anglo-parlantes ya que el resto está en castellano, sino para la gente «cool» y los «VIP» que saben cuatro palabrejas y que considerarán, digo yo, que estas cosas tan «chic» merecen la pena. Cada uno se vende como quiere, como puede o como le dejan. Pero a mi me parece una ridiculez y cosa de «snobs». Siempre me lo ha parecido y siempre me lo parecerá, do-re-mi, do-re-fa. Perdón C-D-E, C-D-F en nomenclatura anglosajona. No rima, pero así es la «life» mis «friends».

Me encanta el cerdito con el raso rojo y las luces en la chepa. Es lo más, lástima que no estuviesen encendidas y que la fotos sea tan mala.

Escaparate «merry christmas» de la tienda «www.viandas.shop»

Yo quiero uno parecido

Maniquí plateado desnudo como parte de un árbol de navidad.
El mito de Pigmalión hecho arbolito

A mí también me apetece tener un árbolito navideño de este tipo, del que salga una hembra en bolas y pintada de plateado. Eso sí, por favor, que la hembra sea de carne y hueso, que el mito de Pigmalión ya no me lo creo mucho. La foto, hecha en la zona de la plaza de Carmelitas de Salamanca y es una demostración (ya pondré más) de que lo pagano invade la celebración y que, menos mal, va mejorando un poco la estética típica y hasta desapareciendo el mal gusto.

Soplar y sorber

O la contradicción como modo de vida. Estamos justo justito en esa época en la que lo normal es comer como cerdos, beber como camellos y luego viene la cuesta de enero con sus quilitos de más, sus propósitos incumplidos y demás. Pero aquí, lo que importa es ante todo vender. Porque por lo visto lo que hace que gire la tierra y el sol nos ilumine es el comercio. Y para vender habrá que aprovechar cualquier resquicio, así que si en la navidad se engorda y se regala pues nada mejor que intentar convencer al pueblo de que se puede regalar un régimen de adelgazamiento. Primero te cebas y luego te descebas, fácil.

¿Qué pensaría el amable lector si alguien le regalase una dieta?¿Montaría en cólera y se enfadaría con el regalante?¿O por el contrario aguantaría el tipo y seguiría la indicación? Habrá variedad de respuestas, claro, que quizá dependan del número que indique la báscula el día 2 de enero.

La foto con la que se ilustra esta entrada está tomada en un herbolario salmantino que ha decorado su escaparate con estas premisas, de ahí la presencia de un adelgazante y la sugerencia del regalo.

Engordar para luego adelgazar.

Tiene bemoles la cosa

Hay alguien que todos los años se tortura a sí misma -sobre todo- con los conciertos navideños. Es una muestra de su buen corazón, indudablemente, el ahínco, la energía y el tiempo que dedica a estas activiades. Ayer, sin ir más lejos, hizo tres actuaciones entre Palencia y Valladolid, todas de forma altruista. Hoy ha hecho una que lleva una década de recorrido en el portal de su casa. La vecindad se vuelca con el evento, no es para menos, en pocos portales se pueden ver estas cosas. Ha tocado este año copla, en versión flauta y piano con acompañamiento de palmas, cantares -ejem- y tarareos variados con buena intención y poca -o ninguna afinación- que daban ambiente a la cosa. Se ve buen rollo entre los vecinos, quizá por ese consabido espíritu navideño, habrá que ver cómo se llevan los 364 días restantes.

En fin, quede como muestra de que hay gente a la que le gusta la navidad y hace además porque todos disfruten de ella. Cómo será la cosa que hasta yo acudo a la llamada, huyendo cobardemente -eso sí- cuando empieza al retahila de letanías ñoñas a las que llaman villancicos. Conste que eso me hace perder el ágape posterior que vaticina y anuncia los que la semana próxima tendré por insoslayables.

Por poco dinero

Dice la gente que sabe, que ya no estamos en crisis. Que a partir de ahora, señores y señoras lectores y lectoras, esto es lo que hay. Que no se va a retornar a aquellos mundos de yupppies y grúas. Que se relajen ustedes y empiezen a disfrutar de lo que tienen (que con certeza no es poco si pueden leer estas líneas) y que empiecen de una buena vez a comportarse acorde a lo que hay sin esperar que las mejoras de la economía hagan de nuevo fluir ríos de leche y miel para el vulgo.

Dicho esto entro el cuerpo de la reflexión que no es otra que la admiración por la imaginación, la sorpresa por la cabezonería y la naúsea por lo manido. Todas las tres cosas tienen los propietarios de esta tienda de productos de peluquería para profesionales sita a pocos metros de donde el Baltasar mulato del comentario de ayer repartía sus tarjetitas. Admirable es la imaginación que se echa para decorar acorde a las circunstancias. Sorprendente la cabezonería en intentar a toda costa «decorar» la ciudad y llamar la atención de los viandantes. Y nauseabunda la estética manida y aburrida de la maldita navidad que vuelve insistente cada año.

Escaparate imaginativo de bajo coste hecho con globos.

Tienen huevos (o pelotas)

Y el título es literalmente cierto. En este escaparate de una tienda de lanas en la avenida de Portugal de Salamanca han realizado un misterio con el producto de la tienda. Muy imaginativo, simpático y de bajo coste. Llaman la atención a la baja, sin embargo, las figuras de los personajes parecen condones. Si, de esos de fantasía. Y en su interior las caritas son eso, huevos o pelotas. El efecto es cómico por demás, como pueden observar. Me queda la duda si la artista ha querido decir algo irreverente, enseñar alguna lección de rebeldía o, simplemente, no se ha enterado de la orgía.

Escaparate navideño con bolitas o huevos

Con esta publicación espero que termine la sequía (de agua y de entradas en este infame blog). He dicho.

Peligros de la navidad

Pues uno de los peligros de la navidad es morir de un golpe al caer de un tejado, como el operario que andaba el otro día ajustando la estrellita que decora los altos del hotel San Polo de Salamanca. O en cualquier otro lugar donde las lucecitas cuelgan en los altos.

Operario colocando estrella de navidad

La bolita de la plaza

Mejorar la plaza mayor de Salamanca es algo dífícil. Imposible no, claro, pero su espectacular belleza y armonía son difíciles de superar. No pasa año alguno, sin embargo, en que el cabildo salmantino se plantee la idea de «decorar» la plaza con algún motivo navideño. Los ha habido horríbles, créanme, como un árbol de navidad hecho de vigas de hierro y neones que apareció en los 80. Tengo una foto. Igual la busco y la pongo para muestra de espantajadas.

Este año, para no ser menos que otros y a pesar de la galopante crisis que se ha terminado según nuestro presidente de gobierno, se ha invertido en un nuevo elemento decorativo de LED (es lo que se lleva) y es una enorme bola de 5 o 6 metros de diámetro que simula una bolita de árbol de navida en plan gigante. Es divertida, la verdad, pero deberían haberla puesto en un lugar en el que no impidiese la digamos, normal comtemplación de la plaza mayor, motivo por el que vienen muchos visitantes a la ciudad.

En fin, les dejo una foto de la misma, y si tienen tiempo les recomiendo que busquen algunos retoques simpáticos que hay circulando por internet.

La bolita de la plaza

El meón de De Cabo

Vean este bello personaje de la mitología judeo-cristiana, el meón o meaner, que se encuentra en el portalillo que cada navidad decora los escaparates de De Cabo en el paso de Canalejas de Salamanca. Para no tener envidia de los catalanes y su caganer, desde luego, pero para echarse a temblar como se entere el Fatzinger que ha quitado la mula y el buey.

Meaner
Meaner