Es en días como este en que uno se hace cuenta de hasta qué punto hace falta el anti-monarquismo, o sea, acabar con todos los reyes. Los magos los primeros por la tremenda vergüenza que debería darnos engañar niños. Los regentes (o figurantes) por lo que suponen de anacronismo, de gasto y de carga social, amén de injusticia.
Es en estos días, queridos y abnegados lectores, en los que el sólo consuelo es que la navidad como cada año, terminará y podremos disfrutar de diez u once meses de paz. ¡Ánimo que ya queda menos!