En la plaza mayor de Valladolor Valladolid el ay-untamiento ha colocado una serie de espantajos de adultos y diversiones para niños. Entre ellos están estos animales músicos que se mueven sin orden ni concierto repitiendo una y otra vez los mismos movimientos. Según escribo se me asemejan a políticos, no sé porque. El caso es que la música no es interpretada por ellos; el bello arte de la automática de Juanelo Turriano pasó al olvido. La música es algún engendro cuya grabación (previo pago del canon a la infame SGAE) atormenta a los paseantes. Los decoradores no se han molestado en ocultar el altavoz, total, igual le cobran derechos publicitarios al fabricante. No me llamen malpensado, que el ayunta-miento de Valladolid permite poner publicidades en sitios inusitados.
Pero si de verdad quieren gozar como en el potro, deben visitar la portentosa obra de ingeniería hortera y chabacana de la fachada portada del ayunta-miento, con sus personajes en las ventanas, sus cascadas de luces y sus banderitas rojigualdas en varios lugares. Un auténtico dechado de mal gusto, un gasto inútil y además sectario y tendencioso. La perla del Pisuerga, señores, a su disposición en la, pido perdón por ello, mala foto que sigue. TAAAACHHHHHAAAAAAAAAN.