Viva la bobería, la moda estúpida, el dispendio absurdo, la imbecilidad extrema, la horterada provinciana, la ridiculez estética, el mal gusto y, sobre todo, la ejecución de jóvenes cuerpos en pos de unas tendencias tan crueles como espantosas. Vean la foto tomada en la calle Mantería de Valladolid, donde se hace gala de todo lo anteriormente dicho adornado además con algo que en estas páginas tanto admiramos: la puta decoración navideña.