Otro miembro del club

El otro día encontré, tras las indicaciones de una amiga, otro miembro del club de odiantes de la navidad. Se trata del bar-cafetería-restaurante «Limón serrano» de Salamanca, en la vidriera-escaparate el dibujillo de felicitación se encuentra tachado, mostrando a quien quiera leer «FELIZ NAVIDAD» y también «PUTA NAVIDAD». No se trata de una gamberrada, pues en el otro lateral hay un santaclaus al que le han pintado un chorro de pis sorprendentemente parecido en el efecto al logotipo que decora el inicio de estas páginas desde hace casi década y media.

Quede esta entrada en las páginas como el colofón a esta temporada. Cerramos pues el grifo de chorradas hasta que una nueva temporada nos haga rechinar los dientes. Salud -que falta hace- mientras tanto.

El sexo es malo, niños

Recordad, queridos infantes: el sexo es malo, malísimo. De hecho provoca que el ser humano y sus gilipolleces se multipliquen «ad infinitum».

Vean este curioso escaparate que el gracejo sevillano ha ideado y que los conservadores de la moral carpeto-vetónica han salido corriendo a denunciar haciendo que la publicidad del sitio se multiplique hasta llegar a estratos nacionales.

Aquí está el enlace a la noticia, pero quede la imagen en este blog, que la nube es traidora y voluble.

De Perogrullo capital, oiga.

Por si alguien duda de que en la mente de un comerciante navidad=regalo vean el ejemplo de escaparate de una óptica, farmacia, parafarmacia o similar junto a la plaza de Barcelona de Salamanca. Lo que importa es el regalo, gastar y hala, a otra cosa mariposa.

Tienen en el otro escaparate otros dos ejemplares del «atado como regalo», una idea ingeniosa sin duda.

Satisfacción asegurada

Están de moda hace tiempo las «super-mega-hiper-cestas» que llegan a cantidades exorbitantes que, a buen seguro, ya habrán visto uds. por ahí. La que nos ocupa hoy solo (solo) tiene 4 cifras según los organizadores: más de 5000€. No es mucho, pero como es una rifa que se realiza entre los compradores de los comercios de la calle mayor de Béjar pues tampoco está mal.

He aquí el principio de la lista de premios capturado por mi cámara traviesa.

Detrás de la máquina de idiotizar de ypico pulgadas (yo la tengo más grande, jjjj) se encuentra uno de los regalos estrellas de la temporada: el masturbador femenino. De ahí lo de «satisfacción asegurada» que da título a esta entrada. Pero quien por estas páginas pase se preguntará a qué viene esto, si no le voy a sacar punta. Veamos.

El otro día comentaba que el porcentaje de decoraciones religiosas de los comerciantes de esta calle nos podría servir como indicación de lo que le importa la religión a la inmensa mayoría de la población. Eso en un país como este que fue «reserva espiritual de occidente» viene a indicar que las gentes por fin empiezan a mirar a lugares que no les indican desde el púlpito, sino desde la tele. Algo es algo, porque al menos de momento no se ha matado y torturado gente en nombre de la caja tonta. En ese sentido es de admirar que los comerciantes incluyan un masturbador femenino entre sus regalos. No queda ahí la cosa, queridos niños: LO PONEN EN EL ESCAPARATE. ¡Si San Fran Bahamonde levantara la cabeza! ¿No lo creen? Pues aquí está la documentación gráfica que lo atestigua.

También hay otros regalos que no han tenido tanto cuidado en empaquetar, como es el caso de las semiconservas de pescado que más abajo pueden ver y que, aunque debieran, no están debidamente refrigeradas. Vale que el escaparate da al norte y en Béjar hace frío, pero arriesgarse así, alegremente, a estropearle la sesión de Satisfyer a la agraciada en el sorteo…

A modo de colofón: me alegra bastante que haya estos guiños de modernidad incluso en lugares pequeños y provincianos. Algo se mueve, aunque sea poco, a pesar de que ciertas instituciones les suenen las tripas.

Muuuuucho laicismo

Ayer, mientras daba una vuelta por la ciudad-pueblo, me dediqué a hacer una estadística. Entre el principio y el final de la calle comercial por antonomasia de Béjar, conté hasta 53 escaparates de tiendas con decoraciones navideñas. También había 10 sin decoración alguna, no vayan a creer que todo el campo es orégano. Pues resulta que de las 53 decoraciones había tres con motivos religiosos y el resto más paganos que el que escribe, que ya es decir.

Esto se da en una ciudad que hace un siglo y medio se agitaba contra los poderes establecidos (28 de septiembre de 1868), aún siguió haciendo la cusca al poder hasta bien entrado el siglo XX (huelga de 1913). Pero después fue arrullada durante años por las cantinelas de la iglesia y los palos del fascismo, en tiempos que acabaron con su espíritu de rebeldía a base de coscorrones y que continuaron quizá por inercia o quizá por costumbre, pero así ha sido y sigue siendo en buena medida. Sin embargo la sociedad cambia y sus componentes van -vamos- haciendo el camino al andar. Hoy día no hay presión social ciudadana para la colocación de las decoraciones navideñas y por esa relativa libertad de expresión cada uno escoge como le da la gana sin que haya un dedo acusador marcando a la oveja que descarría.

La estadística simplota de ayer (con los números citados) nos indica que hay aprox. un 15% de comerciantes a los que la navidad se la refanfinfla, un 85% a los que el tema religioso no les importa o no lo suficiente para hacer gala de ello en sus negocios. Y el restante 5% de la población mercantil (esos 3 citados) interesada en la religión en estas fechas. Señores curas (aquí solo cabe el masculino de momento) vayan tomando nota: el depósito hace tiempo que encendió la luz de la reserva y han seguido circulando como si tal. Sigan, sigan, el motor se parará tarde o temprano. Lo mismo pasa con la tauromaquia por mucho que los políticos que desgobiernan esta región la apoyen.

Ya que hablamos de cuernos vacunos, en la vuelta a casa (en otra calle) pillé este otro ejemplo de decoración que ilustra con precisión el espíritu del año: Covid y laicismo. A la pobre vaca le han plantado los cuernos, supongo, muchos años, pero este además le ha caído la mascarilla al animalito. Pobre.

Más ideas de bajo coste

Continuando con la tendencia a decorar sin gastar mucho, encomiable actitud sin duda, hoy les presento un curioso árbol de navidad que tiene varias curiosidades: no es un pino o abeto, no es verde y no es caro. Tampoco es hortera, al menos no demasiado si obviamos los collares de plástico rojos y los horrorosos ositos con motivo navideño. Ahí queda como muestra de que se puede decorar con simple tela de saco.

Curioso árbol de navidad hecho con tela de saco.

Por cierto, está en una floristería de la calle Valencia de Salamanca.

Ideas de bajo coste

Las crisis, como casi todo en este mundo, tienen un lado negativo y uno positivo. Hasta las pandemias lo tienen, pero no vamos a hablar «del tema» en esta página.

Como consecuencia de la falta de medios para abordar las decoraciones de escaparates (debida a la crisis de la pandemia) se debe aguzar el ingenio para conseguir que la decoración sea lo más barata (económica les gusta decir). Hay que reconocer que algunas personas son de lo más brillante en esta tarea. A pesar de que decorar escaparates por obligación se trate de la manía de «algo habrá que hacer por navidad» versión de «¿dónde va Vicente? donde va la gente» , merecen algunas ideas la inclusión en estas páginas ya que, si no consiguen que deje de odiar la navidad, al menos no me daña la vista y el sentido de la estética y la proporción.

Vean la espartana pero estilosa del escaparte de una peluquería (creo) en la calle Valencia de Salamanca. Sencilla, discreta y barata.

Escaparate de peluquería en Salamanca

Cada día comienza un año nuevo

Si hay algo que me pone malo es la manía esta de la gente de saludarse y despedirse como si esta noche se acabase el mundo, sin considerar que cada día empieza un año nuevo y que la convención del cambio de fecha es justo eso, un acuerdo más técnico y político que otra cosa. Hoy convertido también en un evento consumista, como todas estas fechas y casi cualquier cosa que nos rodea: publicidad, figuración y consumismo. Un asquito, la verdad.

Y para diferenciarse de «la masa» y ser original no dudamos en hacer el ridículo de las maneras más variadas. Una de ellas, bastante extendida, es la de colocar anglicismos (en tiempo fueron galicismos) a las cosas y actitudes habituales. En ese orden ideológico entra la foto que ilustra este comentario. Se trata de una empresa que vende jamón y embutido de Salamanca y que se llama, muy apropiadamente, Viandas de Salamanca. Pues en un escaparate de su tienda «www.viandas.shop» que hay en una de las construcciones adosadas a la iglesia de San Martín, en la plaza del Corrillo de Salamanca, encontré el escaparate de «merry christmas» que anuncia en castellano el «tapas experience» y la «visita nuestra organic farm». Ahí termina todo el inglés de los cartelitos que no están pensados para anglo-parlantes ya que el resto está en castellano, sino para la gente «cool» y los «VIP» que saben cuatro palabrejas y que considerarán, digo yo, que estas cosas tan «chic» merecen la pena. Cada uno se vende como quiere, como puede o como le dejan. Pero a mi me parece una ridiculez y cosa de «snobs». Siempre me lo ha parecido y siempre me lo parecerá, do-re-mi, do-re-fa. Perdón C-D-E, C-D-F en nomenclatura anglosajona. No rima, pero así es la «life» mis «friends».

Me encanta el cerdito con el raso rojo y las luces en la chepa. Es lo más, lástima que no estuviesen encendidas y que la fotos sea tan mala.

Escaparate «merry christmas» de la tienda «www.viandas.shop»

Ideas de bajo coste

Vean este estoposo ejemplo de una decoración de bajo coste capturada en un escaparate de Béjar. Está hecha con una bolitas de corcho blanco, un trozo de cartón y cuerda de esparto (de ahí lo de estoposa decoración), etc. El resultado no es de lo más elegante, pero al menos tiene la gracia del bajo coste de los materiales y la dedicación manual que, además, no resulta una horterada de 1ª categoría.

Además siempre puede reutilizarse la cuerda caso de que uno no sea capaz de aguantar la paliza navideña que nos rodea.

Angelito de cuerda de esparto
Angelito de cuerda

Soplar y sorber

O la contradicción como modo de vida. Estamos justo justito en esa época en la que lo normal es comer como cerdos, beber como camellos y luego viene la cuesta de enero con sus quilitos de más, sus propósitos incumplidos y demás. Pero aquí, lo que importa es ante todo vender. Porque por lo visto lo que hace que gire la tierra y el sol nos ilumine es el comercio. Y para vender habrá que aprovechar cualquier resquicio, así que si en la navidad se engorda y se regala pues nada mejor que intentar convencer al pueblo de que se puede regalar un régimen de adelgazamiento. Primero te cebas y luego te descebas, fácil.

¿Qué pensaría el amable lector si alguien le regalase una dieta?¿Montaría en cólera y se enfadaría con el regalante?¿O por el contrario aguantaría el tipo y seguiría la indicación? Habrá variedad de respuestas, claro, que quizá dependan del número que indique la báscula el día 2 de enero.

La foto con la que se ilustra esta entrada está tomada en un herbolario salmantino que ha decorado su escaparate con estas premisas, de ahí la presencia de un adelgazante y la sugerencia del regalo.

Engordar para luego adelgazar.