Una de corridas

Ahora que está caliente el tema, no me resisto a mostrar una parte del megalómano belencito hortero-charri-carpeto-vetónico con el que cada navidad los señores de una casa sita en el Paseo de Canalejas de Salamanca nos deleitan. Entre los engendros mecánicos existentes en semejante aberración histórico-festiva se encuentra una pequeña plaza de toros de maestro barrigudo y borrachín con torito rondón ensangrentado, demostración del orgullo que algunos de los habitantes de estas vetustas tierras muestran para con las asechanzas y escarnios de los astados animalitos. Pero como el Hombre es el Rey de la Creación (nótese el uso de mayúsculas) tiene derecho a éstas y otras salvajadas practicadas indistintamente con bichos de inferior condición, sean de una o dos patas, blancos o negros, indígenas o compadres.

Corrida en un belén
Corrida en un belén

Mierda en bote

En un estante del supermercado en el que estaba haciendo la compra me encuentro con este interesante producto (a exorbitante precio, por cierto). La primera impresión fue pensar qué avispado va siendo el personal a la hora de sacarnos las perras. La segunda cosa que me vino a la cabeza es que, si la navidad me da asco ¡qué pensar del caldo de navidad!

Ahora, para rematar sólo me falta encontrar, como dice una amiga, el «cagaorebozao».

Caldo de navidad

 Por supuesto no he probado el producto y no puedo hablar de su calidad ni mucho menos de su sabor. Digo esto porque igual alguien piensa que me paga la competencia o me viene el fabricante a pedir responsabilidades y nada más lejos de mi intención que vulnerar sus ventas.

 A fe mía que meditando sobre este asunto me acordé de la famosa obra de Piero Manzoni «Merda d´artista» que en 1961 embotó (dicen) algunos de sus subproductos más fétidos en latas y las vendió al mejor postor. Algunas de ellas sí han adquirido un precio exorbitante no por la calidad del producto (nadie las ha abierto, que se sepa) sino por lo excéntrico de la manifestación ¿artística? He aquí una foto obtenida de la web con semejante engendro:

Merda d´artista

Falda de copas

Brillante y elegante idea, ha debido pensar el orgulloso escaparatista de la calle del Arco de Salamanca. Brillante es, puesto que el plasticazo asqueroso de las copas de cava refulge con pasión. Elegante cual niño-dios con cara de tortuga ninja, ya puestos a usar simbología de la sub-cultura que domina con bota de hierro en la cara este apestoso planeta-basura.
Pueden ustedes gozar hasta la diarrea del escaparatito que, igual, gana el concurso.

Vestido de fiesta hecho de copas de plástico
Vestido de fiesta hecho de copas de plástico

Una oca, señores, una oca

Mi capacidad de sorpresa, que yo creía agotada, se ha visto excitada de nuevo ante el escaparate que se puede ver en la foto, de una tienda de electricidad en la calle Álvaro Gil de Salamanca, decorada con dos motivos MUY MUY MUY navideños: un gordo barbudo vestido de rojo y una oca.

Papa Noel de LED
Papa Noel de LED

Sí, una oca de esas a las que atiborrmos de comida hasta hacerlas cirróticas y luego papearnos su hígado reventado de animalito sufriente para celebrar el solsticio de invierno. Lamentable que además de la tortura se incluya el recochineo sobre el sufrido ánade.Bueno, igual no es oca sino ganso…

Feliz falsedad

Somos muchos los que pensamos que la navidad es falsedad, hipocresía y cinismo llevado a extremos de abyección. Algunos simplemente esperan que pasen estas-fechas-tan-señaladas, otros despotricamos en la red como entretenimiento y catarsis y algunos salen a la calle con sus vaporizadores de pintura a que la ciudad sepa lo que opinan. Es, quizá, el caso más elevado de odio a la navidad, el más motivado.

Pintada Feliz Falsedad
Pintada Feliz Falsedad

¡Gracias, amigo desconocido, por tu valiente testimonio!

La puta navidad ataca de nuevo

En la calle Bientocadas, no deja de tener su gracia la cosa, encontramos este bonito escaparate en el que se confunde lo bello con lo chabacano y se aliña con los lugares comunes más habituales, brillitos, espumillones, champán, ligas y otras exquisiteces mentales de la bazofia findeaño que tragamos cada treintayuno de diciembre.

A juzgar por las estadísticas, queridos comerciantes, no hace falta más que un poco de alcohol para disparar la natalidad en setiembre, de modo que pueden ahorrarse la vulgar maniquí vestida como las putas del barrio rojo de Amsterdam.

Maniquí ataviado en plan sexy
Maniquí ataviado en plan sexy

Y yo que pensaba que todo quedaba en lo anterior, a los pocos días me han desnudado a la modelo, dejándola de la siguiente guisa, más ligerita de ropa a medida que se va acercando el fatídico día del petardo, el pedo y el polvo.

Maniquí ataviado en plan sexy
Maniquí ataviado en plan sexy

Un misterio de güevos

Ja ja ja. En una óptica de la calle del Arco, en la infame Salamanca-comercial encuentro esta lindeza: un belén con muchos (pero muchos) güevos, incluidos los de los autores que no han reparado en detalles, como el niño-güevo-de-codorniz o los soldados romanos, ovejitas, pastores e incluso un invasor catalán (el cagón o cagador). En su afán por representar con fidelidad las figuras de un poblado de la Judea de hace 2000 años no han dejado de representar los cerditos, incluso.

Belén de huevitos
Belén de huevitos


Pero, coño, que los judíos no comen cerdooooo

Huevos decorados como cerditos
Huevos decorados como cerditos

La bolita de la plaza

Mejorar la plaza mayor de Salamanca es algo difícil. Imposible no, claro, pero su espectacular belleza y armonía son difíciles de superar. No pasa año alguno, sin embargo, en que el cabildo salmantino se plantee la idea de «decorar» la plaza con algún motivo navideño. Los ha habido horribles, créanme, como un árbol de navidad hecho de vigas de hierro y neones que apareció en los 80 (ver actualización al final de la entrada). Tengo una foto. Igual la busco y la pongo para muestra de espantajadas. Este año, para no ser menos que otros y a pesar de la galopante crisis que se ha terminado según nuestro presidente de gobierno, se ha invertido en un nuevo elemento decorativo de LED (es lo que se lleva) y es una enorme bola de 5 o 6 metros de diámetro que simula una bolita de árbol de navidad en plan gigante. Es divertida, la verdad, pero deberían haberla puesto en un lugar en el que no impidiese la digamos, normal contemplación de la plaza mayor, motivo por el que vienen muchos visitantes a la ciudad.En fin, les dejo una foto de la misma, y si tienen tiempo les recomiendo que busquen algunos retoques simpáticos que hay circulando por internet.

Actualización: por causa de los genios malignos no aparece esta foto. De hecho es que esta entrada no sé donde colocarla. La dejo aquí mientras encuentro (si alguna vez lo hago) su lugar en el blog histórico. La foto la he capturado de por ahí, de Filckr, me parece. Como ignoro de quién es, no lo cito, obviamente.

Actualización: He encontrado las fotos del año 1983 que prometí en su momento, he publicado la entrada y además pongo aquí el enlace a las cosas que pasaban hace 36 años.

La bolita de la plaza mayor
La bolita de la plaza mayor

Luces y crisis (II)

La boca es de lo más castigado, dice una amiga, cuando se mete la pata por hablar demasiado. En este caso demasiado pronto, porque miren que también con luces LED se pueden hacer horteradas y exageraciones. Lo de la moderación venida de la crisis, no vayan a creer, debe ser apenas en algún lugar. Juzguen sino a la vista de la foto que adjunto más abajo, tomada en la pucelanísima calle Mantería.

Nota de la restauración: entrada huérfana de foto. Aquí queda no obstante, por si acaso algún día apareciese la imagen ilustrativa, que lo dudo.