Ni los profesionales de curar nuestras dolencias se libran del afán recaudatorio llamado «espíritu navideño». Vean el bonito adorno que los diseñadores de rótulos luminosos de farmacias han realizado para nosotros. Y el personal de la farmacia igual piensa que con semejante motivo va a vender más condones. Pues no, señores, no. Además, la temporada navideña de los farmaceúticos termina en la primera semana de febrero con la venta masiva de predictores de embarazos fruto de las copas con oro y los tangas rojos de la nochevieja. Ese es el verdadero «regalito» de reyes para más de un incauto/a.
Una oca, señores, una oca
Mi capacidad de sorpresa, que yo creía agotada, se ha visto excitada de nuevo ante el escaparate que se puede ver en la foto, de una tienda de electricidad en la calle Álvaro Gil de Salamanca, decorada con dos motivos MUY MUY MUY navideños: un gordo barbudo vestido de rojo y una oca.
Sí, una oca de esas a las que atiborrmos de comida hasta hacerlas cirróticas y luego papearnos su hígado reventado de animalito sufriente para celebrar el solsticio de invierno. Lamentable que además de la tortura se incluya el recochineo sobre el sufrido ánade.Bueno, igual no es oca sino ganso…
Peligros de la navidad (IV)
Que la navidad tiene más peligros que un paseo por Bagdad, es evidente y ha quedado demostrado en más de cuatro ocasiones. Seguimos encontrando muestras innegables de la afirmación, como la que se puede observar en la fotografía adjunta, tomada en Béjar (Salamanca), en el paraje llamado «La Corredera» por los beharauis. La fotografía ha sido tomada a una hora que aún permite la visibilidad de la señal que, poco rato más tarde queda anulada por las preciosas bombillitas. No sólo que el propio cabildo beharaui haga estas cosas, es que además está por duplicado, una a cada lado de la plaza. Encima el engendro luminoso está torcido por culpa de la señal, pero eso sólo se aprecia desde otra perspectiva.
Ayer fiesta, hoy resaca. Y mañana.
En relación a la noticia que publicábamos ayer, he encontrado esta joya que hará sin duda las delicias de los que, bajo el yugo de la hipoteca, gozan en estas fiestas de una liquidez digna de constructor en época de bonanza. Pero coño ¿es que esta gente no tiene sensibilidad, que encima de arruinarnos la vida nos lo tienen que recordar?
Animales y otras yerbas
En la plaza mayor de Valladolor Valladolid el ay-untamiento ha colocado una serie de espantajos de adultos y diversiones para niños. Entre ellos están estos animales músicos que se mueven sin orden ni concierto repitiendo una y otra vez los mismos movimientos. Según escribo se me asemejan a políticos, no sé porque. El caso es que la música no es interpretada por ellos; el bello arte de la automática de Juanelo Turriano pasó al olvido. La música es algún engendro cuya grabación (previo pago del canon a la infame SGAE) atormenta a los paseantes. Los decoradores no se han molestado en ocultar el altavoz, total, igual le cobran derechos publicitarios al fabricante. No me llamen malpensado, que el ayunta-miento de Valladolid permite poner publicidades en sitios inusitados.
Pero si de verdad quieren gozar como en el potro, deben visitar la portentosa obra de ingeniería hortera y chabacana de la fachada portada del ayunta-miento, con sus personajes en las ventanas, sus cascadas de luces y sus banderitas rojigualdas en varios lugares. Un auténtico dechado de mal gusto, un gasto inútil y además sectario y tendencioso. La perla del Pisuerga, señores, a su disposición en la, pido perdón por ello, mala foto que sigue. TAAAACHHHHHAAAAAAAAAN.
Bolas y carambolas
El ayuntamiento de Valladolid en connivencia con unas asociaciones no sólo tienen el mal gusto de llenar las calles de lucecitas espantosas (con el gasto que supone y lo feo e inútil del acto) sino que además se regodean en ello con otra vuelta de tuerca: la publicación de carteles a todo color anunciadores del evento. Otro gasto estúpido, inútil y de consecuencias ecológicas nefastas. Vamos, una carambola. En su descargo decir que el cartel, al menos, no es feo como las putas luces.
La bolita de la plaza
Mejorar la plaza mayor de Salamanca es algo difícil. Imposible no, claro, pero su espectacular belleza y armonía son difíciles de superar. No pasa año alguno, sin embargo, en que el cabildo salmantino se plantee la idea de «decorar» la plaza con algún motivo navideño. Los ha habido horribles, créanme, como un árbol de navidad hecho de vigas de hierro y neones que apareció en los 80 (ver actualización al final de la entrada). Tengo una foto. Igual la busco y la pongo para muestra de espantajadas. Este año, para no ser menos que otros y a pesar de la galopante crisis que se ha terminado según nuestro presidente de gobierno, se ha invertido en un nuevo elemento decorativo de LED (es lo que se lleva) y es una enorme bola de 5 o 6 metros de diámetro que simula una bolita de árbol de navidad en plan gigante. Es divertida, la verdad, pero deberían haberla puesto en un lugar en el que no impidiese la digamos, normal contemplación de la plaza mayor, motivo por el que vienen muchos visitantes a la ciudad.En fin, les dejo una foto de la misma, y si tienen tiempo les recomiendo que busquen algunos retoques simpáticos que hay circulando por internet.
Actualización: por causa de los genios malignos no aparece esta foto. De hecho es que esta entrada no sé donde colocarla. La dejo aquí mientras encuentro (si alguna vez lo hago) su lugar en el blog histórico. La foto la he capturado de por ahí, de Filckr, me parece. Como ignoro de quién es, no lo cito, obviamente.
Actualización: He encontrado las fotos del año 1983 que prometí en su momento, he publicado la entrada y además pongo aquí el enlace a las cosas que pasaban hace 36 años.
Luces y crisis (II)
La boca es de lo más castigado, dice una amiga, cuando se mete la pata por hablar demasiado. En este caso demasiado pronto, porque miren que también con luces LED se pueden hacer horteradas y exageraciones. Lo de la moderación venida de la crisis, no vayan a creer, debe ser apenas en algún lugar. Juzguen sino a la vista de la foto que adjunto más abajo, tomada en la pucelanísima calle Mantería.
Nota de la restauración: entrada huérfana de foto. Aquí queda no obstante, por si acaso algún día apareciese la imagen ilustrativa, que lo dudo.