La transformación del oro en plomo, la conversión de una de las más bellas plazas del mundo en una horrendez digna de aparecer en este y otros blog. Vean como el consistorio dirigido por Mañueco ha transformado en un horrendo espacio a la espectacular plaza mayor de Salamanca. La fotografía no puede expresar todo el espanto que produce la contemplación del espacio tras la intervención navideña. Otro motivo de oprobio más para odiar la navidad y sus efectos secundarios: el gasto imbécil y la horterada. Espero lectores que no tengáis que pasar por el horror decorativos estos días. Volved, eso sí, a este lugar de belleza simpar transcurridas estas-fechas-tan-señaladas.
P.D. Igual, pensando un poco más, las feísimas luces verdes y rojas son un guiño a los portugueses que gustan de acudir a la plaza para celebrar el año nuevo (españoles no van apenas). En este caso el espanto se ve compensado por el buen gesto de consideración a los hermanos portugueses a los que tan injustamente hemos dado la espalda durante siglos.